Nunca pensé decir esto, pero no quiero aprender más, no quiero conocer más, la verdad es que no quiero volver a estudiar!
Así que hoy martes, cuando debería estar en clase de Psicología Social, estoy en Tierra de Nadie, les explico, Tierra de Nadie es un área de la Universidad Central de Venezuela, ubicada frente a la Biblioteca Central y el Aula Magna, se llama así (creo) porque no le pertenece a ninguna Facultad en particular (en esta Universidad todo tiene que tener un dueño)
Permítanme ilustrarles...
Mientras miro al cielo y me fumo un cigarrillo, comienzo a despojarme de mi vestimenta mental de estudiante y me dedico a pensar en mí como ser humano, como llegué aquí? por qué tengo ese apuro de terminar la carrera? yo sólo tengo 21 años! Y me doy cuenta de que los seres humanos decidimos como vivir, como nos presionamos, nos ponemos reglas y condiciones y lo peor, presionamos a los demás y les ponemos reglas a los demás. Mi reflexión continua y analizo cada vez que he puesto a alguien que quiero bajo el mismo microscopio en el que yo vivo constantemente, con exigencias y limitaciones, con condiciones y amenazas, quién soy yo para exigir? quién soy yo para juzgar? No se supone que mi misión, como amiga y como persona es ser comprensiva, vivir y dejar vivir en libertad?
Hoy me siento culpable, tal vez por eso me escondo en Tierra de Nadie, para no ver a los ojos a aquellos a quienes he querido estudiar en mi laboratorio. Al mismo tiempo, descubro que me falta mucho por aprender y que está bien equivocarse, pedir disculpas, seguir adelante; esta última es la que más difícil se me hace, seguir adelante con conocimiento de causa, a sabiendas de que hice un daño, con o sin voluntad, pero consiente de que pude perfectamente no hacerlo.
Me resulta irónico darme cuenta de que como estudiante, no quiero aprender más, quiero retirarme; pero como persona, estoy desesperada y sedienta de conocimiento, quiero perfeccionar mi estrategia de vida y mi lógica de acción, quiero ser erudita en el arte de vivir, quiero hacer mi tesis en como perdonar y pedir perdón, y finalmente comprender las contradicciones que como seres humanos padecemos.
Quisiera quedarme aquí todo el día, en la seguridad que proporciona la soledad, y acompañada de mi amigo el miedo, pero en algún momento debo regresar a clases, al igual que debo regresar a mi vida.
Perdonarse a si mismo en una tarea ardua pero necesaria.