Yo no puedo dejar de pensar en mi realidad inminente, dentro de apenas unos meses voy a dejarlo todo, me voy a vivir a otro país, a empezar de nuevo, a buscar algo que aún no logro definir, pero que sé que no está aquí. Me duele mucho pensar en dejarlos, justo ahora que tanto me necesitan, pero no puedo detener el curso de la vida.
Al caer la noche nos sentamos a cenar los cuatro, yo me esforcé por hacerles una comida no solo rica en sabor, pero llena de amor, disfrutamos y reímos. Alberto se ofreció gentilmente a lavar los platos, mientras que Diego, Daniel y yo nos sentamos afuera a disfrutar de la brisa y escuchar música llanera. Esa es definitivamente una pasíon que compartimos todos. Cansados después de una larga jornada, nos fuimos a dormir, los tres insistieron en que yo durmiera en la habitación de Ana, yo no me pude oponer, pensé que me iba a dar miedo estar allí sola, pero no fue así, algo dentro de mí sabía que Ana estaba en paz, y que estaba feliz de que yo estuviera cumpliendo mi promesa de no dejar a sus hijos solos.
Esa noche antes de cerrar mis ojos y prepararme para un nuevo día le di gracias a Dios por la vida, por ese regalo inmenso e inmerecido que a veces nos empeñamos en menospreciar, por la oportunidad de dar y recibir amor, por la familia, por los amigos, esos que a pesar del tiempo y la distancia permanecen a tu lado, di gracias por el aire que respiro, por la brisa que acaricia mi rostro en una noche despejada, por el sol que calienta y me recuerda que estoy viva, pero sobre todo, di gracias por saberme en su presencia y por su amor infinito e incondicional.
No les voy a negar que me asusta mucho la idea de dejarlo todo, que va a pasar con mis queridas amigas, con Nathalie, La Negra, Thania, Gaby? seguiremos siendo amigas aunque estemos tan lejos? mis hermanos se sentirán traicionados y abandonados? En algunos meses lo sabré, pero mientras tanto, voy a asegurarme que todos y todas sepan lo mucho que los quiero y lo importante que son para mí, no hay tiempo que perder.
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PS. Ha pasado más de una década desde que salí de Venezuela, que lo dejé todo buscando algo que en ese momento no podía definir, creo que lo que buscaba era la felicidad. Hoy me doy cuenta que la felicidad está en cada rincón de mi vida, donde quiera que vaya, no importa donde este, sólo tengo que poner atención y mantener mis ojos abiertos.
Finalmente encontré las respuestas a todas las preguntas que me hice esa noche en la habitación de Ana. Mis hermanos nunca se sintieron abandonados, al contrario, me han apoyado siempre en cada paso que he dado en mi nueva vida, hoy en día nuestra relación es mas fuerte que nunca. Mis amigas, esas 4 amigas con las que tanto compartí, siguen siendo importantes en mi vida, siguen siendo mis amigas, no siempre ha sido fácil, hemos tenido altos y bajos, pero seguimos allí. Ahora más que nunca estoy convencida, No hay tiempo que perder!
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