El amor todo lo puede y todo lo soporta, esta historia es prueba de ello, mis tres hermanos y yo hemos pasado mil cosas juntos y a pesar del tiempo y la distancia nuestra relacion sigue intacta. Cuando pierdo la fé en el mundo y en las personas, pienso en cada uno de ellos y de inmediato recuerdo que vale la pena querer y confiar....



Wednesday, March 17, 2010

L'italiano II (7)

Los días siguen pasando y Roberto y yo continuamos nuestro idilio, comienzo a ver las consecuencias reflejadas en mi rendimiento académico, ayer tenía un examen parcial de Sistema Político Venezolano y ni siquiera me presenté. Pero no puedo evitarlo, soy víctima de la Fuerza del Corazón, como dice la canción de Sanz...

Y es la fuerza que te eleva,
que te empuja y que te llena,
que te arrastra y que te acerca a Dios.
Es un sentimiento, casi una obsesión
si la fuerza es del corazón.
Es algo que te guía
una descarga de energía
que te va quitando la razón.
Te hace tropezar, te crea confusión,
seguro que es la fuerza del corazón.


Las locuras de Roberto a veces me asustan, no tiene miedo de nada. Yo siempre he sido de las que piensa que el día que no le tenga miedo a nada, ese día debo asustarme. Me desconozco cuando estoy con el, fuera de control y sin pensar que nuestras acciones no sólo traen consigo consecuencias sino que además afectan a otros.

Así que tomé una decisión, ayer le dije a Roberto que no podía volver a verlo, ha sido de lo más dificil que he hecho en mi vida, no piensen que la magia se ha terminado, sigue allí en mi corazón y lo hace latir tan fuerte que parece que se fuera a salir desbocado de mi pecho, pero debía parar, las cosas se estaban saliendo de control, no quiero contar nada más, espero dejar esto atrás y continuar con mi vida, debo estudiar y tratar de salvar el semestre. No puedo olvidar que en 10 debo terminar, ni uno más ni uno menos.

Te voy a extrañar Roberto, pero estoy segura de que nos volveremos a ver, solo es cuestión de tiempo, tal vez en algunos años sea yo quien toque a tu puerta y entre en tu vida y te cambie para siempre. Como tu has hecho conmigo....





L'italiano (6)

Cualquiera que me conoce sabe que mi vida social es un poco agitada, que me gusta salir y divertirme con mis amigos de la Universidad, y que a veces tanta diversión me lleva a cometer locuras y actos que sólo puedo describir como innecesarios.
Pero no es que quiera justificar mis a veces incomprensibles acciones, pero no se supone que para esto son estos años universitarios, para disfrutarlos al máximo antes de enfrentarnos a la realidad de una vida llena de responsabilidades, no les voy a negar, a veces mi estilo de vida, hasta a mi me agota, a veces llego a mi casa junto con el sol, y me pregunto que estoy haciendo con mi vida, y mi cuerpo me recuerda el daño que le estoy haciendo con la cantidad exagerada de cigarrillos que fumé la noche anterior; sin mencionar la cantidad de alcohol que consumí.
Pero no se preocupen por mí, en unos dos años me gradúo y les garantizo que todo va a cambiar.
Les voy a contar ahora de mi reencuentro con alguien especial, incomparable si se quiere, se trata de Roberto Carlo Bucciarelli, y este nombre no lo voy a cambiar, porque quiero recordarlo tal como es, conocí a Roberto en el colegio cuando tenía algo asi como 10 años, tal vez menos, pero mi memoria mas reciente es esa, fuimos novios, lo cual en esa época se resumía en tomarse de la mano, y el roce de los labios muy de vez en cuando, lo más importante es que eramos muy buenos amigos. Al terminar el primer año de secundaria Roberto se mudó con su familia a Italia, específicamente a Pescara en Montesilvano, y eso puso fin a nuestra bella amistad.

Hace unos meses estaba en mi casa con Valentina, era un viernes como cualquier otro, cuando de repente, tocaron la puerta, no esperábamos a nadie, ni siquiera teníamos planes para esa noche cuando voy a ver, era un amigo también de mi infancia, José Miguel Di Marsico, quien me dice que me tiene una sorpresa, yo pensé, que más sorpresa que verte,han pasado un montón de años, pero luego pasó lo inesperado, del carro de Jose Miguel, se bajó nada mas y nada menos, que Roberto. Para mi es díficil describirles el grado de sorpresa, jamás hubiera esperado volver a verlo, me quede sin palabras, el me sonrió con esa sonrisa única que me recuerda a la niñez y me abrazo, un abrazo que en mi opinión duró mas de 10 minutos, pero que en realidad debió durar máximo 40 segundos.

Conversamos un rato y de repente recordé que Valentina estaba arriba esperándome, les dije que me tenía que ir, y ellos insistieron en que saliéramos todos a comer, subí me arregle un poco, mientras le explicaba a Valentina quien era Roberto. Nos fuimos a cenar. Durante la cena, Roberto y yo no dejabamos de mirarnos, no podiamos creer que nos estabamos frente a frente de nuevo. Al terminar la cena, Roberto se excusó de la mesa y me pidió que lo acompañara a tomar aire. Salimos del restaurant, y era una noche maravillosa, al menos, para mi, un cielo colmado de estrellas, y un clima como pocos, nos tomados de la mano, no me pregunten porque estabamos tomados de la mano, es de esas cosas que pasan sin pensar, me contó un poco de lo que había hecho todos estos años en Italia y yo hice lo mismo de mi historia en Venezuela.
Ya era hora de volver al restaurant, Valentina debe querer irse a su casa porque ya es muy tarde, pensé yo, pero como buena amiga, se dió cuenta de algo especial me estaba pasando y espero lo necesario sin oponer resistencia alguna.
Desde allí, los días fueron de cambios radicales, Roberto y yo comenzamos a vernos todos los días, y nació en mi un amor especial, no sólo por el, sino por todo lo que compartimos, nuestro mutua pasión por Claudio Baglioni, Toto Cutugno, Pupo y Eros Ramazotti entre tantos, les confieso que he perdido clases como nunca, días enteros en los cuales ni siquiera me presento en la Universidad, pero no me importa, porque en cualquier momento Roberto puede regresar a Italia y con su partida esta aventura terminaría y yo volvería a mi rutina de estudiar a los griegos y a los post modernos, y los sistemas políticos en Latinoamerica.
Así que por ahora voy a disfrutar esto al máximo, sin arrepentimientos ni culpas. Roberto tiene un je ne sais quoi que me atrae a el como si fuera gravedad y a veces me asusta que toda esta intensidad termine separándonos.