Volviendo a Alberto, luego del funeral, lo llamé un par de veces, le pregunté como estaba y hasta reímos juntos, el me ha llamado varias veces a mi casa, pero siempre estoy en clases o con mis amigos de la Universidad, un grupo diverso y fascinante, a veces hasta adictivo, y de nuevo, por cosas propias de mi edad, se han convertido en lo mas importante en mi vida, de ese grupo tengo que mencionar a Valentina, una amiga como pocas, al menos para mí, nunca había conocido a alguien así, es la amiga que todo el mundo sueña tener.
Es probable que unos años los recuerde y me diga a mi misma, estos eran tus amigos?
Estudio Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela en Caracas, los primeros semestres han sido increiblemente complicados para mi, no solo por los retos académicos a los que me enfrento sino por esta libertad que me llegó de repente, no se olviden que comence la carrera de 16 años de edad, eso sin contar con que todas las personas que me rodean son mayores que yo. Pero trato de defenderme, hago lo que puedo.
Pero de lo que quería hablar era de que nada dura para siempre, y a lo que me refiero es que esa llama que se encendió con el abrazo de dos amigos en un funeral, y que parecía ser el sello de un pacto de amistad eterna, se disipó de manera casi inmediata, cada quien siguió su camino, como si nada hubiera pasado, y entre tanta gente y tanto ruido, no tengo tiempo de pensar en lo que se ha perdido.
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