El amor todo lo puede y todo lo soporta, esta historia es prueba de ello, mis tres hermanos y yo hemos pasado mil cosas juntos y a pesar del tiempo y la distancia nuestra relacion sigue intacta. Cuando pierdo la fé en el mundo y en las personas, pienso en cada uno de ellos y de inmediato recuerdo que vale la pena querer y confiar....



Saturday, March 6, 2010

Reunidos una vez más (2)

Han pasado varios años desde aquella fiesta de cumpleaños de Alberto, no nos hemos visto seguido y es muy poco lo que hablamos, pero hoy nos vamos a ver en una circunstancia terrible, su padre Alberto Sr. falleció hace un par de días, yo sabía que estaba enfermo, cancer en el estomago creo, pero jamas pensé que iba a morir en forma tan inesperada, bueno al menos inesperada para mí, que estado tan ocupada con mi vida social que ni siquiera una llamada le hice a mi amigo de tantos años, pude haber ido al hospital a verlo, ir a su casa...pude hacer tantas cosas, pero mi mundo ha cambiado, la Universidad ha sido como una corriente que me arrastró sin que me diera cuenta, todo en mi vida cambió, a veces no se ni donde estoy, y vagamente recuerdo quien fuí. Pero hoy no se trata de mi, se trata de Alberto y de sus dos hermanos, Diego y Daniel, a quienes prácticamente vi nacer y de quienes también me olvidé por completo.

Llego al funeral, estoy con mi mamá quien es gran amiga de la mamá de Alberto, hay muchisima gente, familiares, amigos, colegas de Alberto Sr. estoy sentada en la cuarta fila, y desde aqui puedo ver a mi amigo, o a quien solía ser mi amigo, lo noto más alto, bueno, no olvidemos que han pasado ya varios años. Como si el destino así lo hubiese querido, Alberto mira hacia atrás y ve que estoy allí, me mira y viene inmediatamente a donde estoy, me abraza con fuerza, es como si me hubiera estado esperando por horas y finalmente llegué, como si ese abrazo pudiese calmar un poco el dolor tan profundo que esta sintiendo, los dos lloramos, no se que decirle, estoy nerviosa, lo único que sale de mi boca es...estoy aqui amigo, no estás solo. A lo que el me responde: te estaba esperando. Esas palabras cambiaron mi vida, fue como si al pronunciarlas naciera en mi un deseo profundo de ayudarle, de poner mi mano en su herida y tratar de calmar su dolor, y al mismo tiempo calmar el mío, esa soledad terrible en la que yo vivía, por unos minutos se sintió acompañada.

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